Antes las cosas no eran así, todo era muy diferente a lo que hoy puedes observar,, el mundo estaba infectado por un virus muy poderoso, lo contaminaba y acabaría destruyendolo todo si no se tomaran las medidas adecuadas. El virus estaba aumentado su poder a un ritmo vertiginioso, cada vez producía mayor cantidad de desechos que lo intoxicaban todo a su paso,, los seres vivos más débiles se morían debido a los grandes cambios medioambientales, frutos de la infección. Si se seguía ese ritmo de destrucción el planeta acabaría convirtiéndose en un desierto inhabitable.
El Sol hacía unos meses que se comportaba de manera anómala, irradiaba una descomunal masa de energía que llegaba a la Tierra en forma de interferencias eléctricas. El virus comenzó a reparar sus satélites averiados por las erupciones solares, intentaba seguir su vida como si no le pudiese afectar nada. Hasta que el día tan esperado llegó al fin,, el Sol expulsó una gigantesca tormenta electromagnética que dió de lleno en la Tierra. El virus miraba al cielo, por todo el planeta podía observar auroras boreales de varios colores sobrevolando su cabeza. Varios millones de pequeños virus cayeron al suelo al unísono, en algunos de ellos se podía observar como de sus orejas goteaba sangre,, ya no respondían, no respiraban, lo latían.
El caos comenzó a palparse, el organizado virus no entendía que estaba pasando, no sabía que hacer y por primera vez desde hacía muchísimo tiempo tenía miedo de morir.
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