Y así fue como comí lo que fui,
pasé a ser uno menos de los más pasados,
ya no me encuentro entre esos ámbitos en los que encontrarse a uno mismo es el objetivo diario,
aunque el tiempo fluyera quizás a otra velocidad,
despacio
tranquilidad momentánea,
todos sabíamos que la catástrofe llegaría,
desconocíamos la intensidad y el momento,
vivíamos cada minuto esperando que fuese el último de esa lenta agonía a la que estábamos sometidos.
La gran ola llegó al fin,
sobre ella surfeando la muerte,
relamiendo su guadaña ensangrentada,
pronto nuestro cuerpo sería inerte,
aceptando el hecho aún sin hacerse comenzamos a cantar nuestras últimas palabras.
Contra el poder no derramaré lágrimas,
no le daré el placer de verme sufrir,
me mantengo impasible hacia lo inevitable,
de nada vale intentar impedir seguir_
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