3.1.13

Recuerdos de Neila_1_

Mi luz comenzó a llegar a las tierras cercanas y lo que en ellas ocurría volvía a mi como un sueño de otro. Con el tiempo fui aprendiendo como funciona la trasmisión de esta información, descubrí un gran almacén donde aprendí los nombres, las palabras, los recuerdos de otros. Y como ellos yo dejo los míos aquí para que tu los conozcas.

Cuando la quebrada superficie ardía hasta las entrañas yo expulsaba vapor, creador de nubes y éstas de ríos. Algunos ríos caían hacia dentro, formando los grandes lagos, hogar de vida sin luz, mas con el tiempo los agujeros se cerraron, los ríos se unieron y me rodearon como uno solo.

La semilla de la vida llegó a mis tierras y yo la cuidé para que floreciera y procreara, me gustaban los ríos, pero no quería que el agua inundara todo, así que dosifiqué el vapor, cree una nube permanente a mi alrededor y así acostumbré a la vida a una tenue luz bajo la cual se esparcían diminutas gotas de agua permanentemente. Durante mucho tiempo mantuve esa penumbra, la cual me dificultaba la percepción de lo que allí ocurría, y más aún cuando los bosques comenzaron a brotar, incluso llegó un árbol a sobrepasar las nubes.

Por aquel entonces no podía ver la superficie, no sabía que tipo de vida podría germinar en esas condiciones, hasta que cierto día, en la cima del gran árbol vi un extraño ser que me miraba fijamente, lo busqué en el gran almacén de los nombres, más no encontré otra cosa que partes de él. Tenía alas, era grande y delgado, largos brazos, cuerpo azul, y su cabeza parecía no concordar con su cuerpo, parecía llevar una máscara.

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