17.1.13

Recuerdos de Neila_3_

Las cenizas me rodeaban por todas partes, pero al menos no veía rastro alguno de aquella planta destructora de vida,, y entre las cenizas permanecía alzado el imperturbable tronco gigantesco, esperanza de la nueva vida que estaba por llegar.

Y así fue, una nueva generación de vegetación adaptada completamente a mi luz comenzaba a crecer alrededor del gran árbol, los ríos pronto esparcieron semillas a todas las orillas, el tamaño de esta nueva generación era mucho mayor a la antigua, ahora los árboles llegaban más alto, aunque ni se acercaban a la altura del mayor, padre de todos ellos,, incluso las plantas hierbas y arbustos eran de un gran tamaño.

Pronto comprobé como algunas hojas de un tono rojizo se movían entre el resto, me pareció bastante extraño así que continué observándolas como recorrían grandes distancias entre la maleza, hasta que llegó a la orilla de un río y pude ver que era.

Era una planta de una hoja, que parecía tener venas rojas y culminaba un tallo ancheado en el centro, el cual se sostenía sobre dos raíces flexibles que utilizaba para desplazarse, moviendo una mientras la otra la sostenía y luego al revés.



Fue éste el animal precursor de estas tierras,, mas desligados de su naturaleza aparecieron otros seres que se alimentaban de ellos,, con el transcurso del tiempo, algunos de estos animalplanta se refugiaron en las cuevas, donde mi luz no llegaba.

Generaciones transcurrieron, las especies cambiaron, el planeta maduró y pude comenzar a comunicarme con él,, le dije que me llamaba Neila y me dijo que no tenía nombre,, entonces lo nombré como si fuese mi hijo,, Neil_

Le pregunté a Neil que pasó con aquellos animalplanta que se dirigieron a su interior,, dijo que allí vivían e incluso en la superficie,, me contó sobre aquel lugar inhóspito regado a medias por otra luz,, ellos habían cambiado, sus dos largas raíces se convirtieron en cuatro cortas ramas,, su hoja se inutilizó en el interior de Neil, en su lugar tenían un cogollo que les permitía pensar. También dos aperturas oscuras para percibir el entorno, de entre las cuales descendía una ágil rama de la que podían extender raíces para alimentarse.


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